En la pieza cervantina, impulsado por los celos, el septuagenario Cañizares tomará todo tipo de absurdas medidas con el fin de mantener a su esposa alejada de toda influencia exterior y, así mantener él también su frente a salvo de ornamentaciones no deseadas. Agobiada por el comportamiento del marido, doña Lorenza buscará burlar los propósitos de éste, contando para ello con la inestimable ayuda de su criada-sobrina Cristinica y de su vecina Hortigosa.
El autor traslada al mundo jocoso del entremés la acción ejemplar de su novela. El celoso extremeño. A través de una trama clara, sencilla y ágil, Cervantes nos ofrece una divertida y vivísima escena de la vida real en la que el humor basado en la comicidad propia de las sucesivas situaciones (entre ellas, una de las más desvergonzadas del teatro español), queda realzado por la aguda sátira que hace -siempre comprensiva y tolerante- de los prejuicios sociales y de las hipocresías morales.