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Madrid 1982.
Cinco mujeres reunidas en una cena. Propósito: reanudar los lazos que las unieron en los años de internado en el colegio. Tres de ellas, confortablemente casadas; las otras dos, instaladas en el éxito de sus respectivas profesiones: literatura y prostitución de lujo. Una noche para disfrutar. Risas y añoranzas. El excitante reencuentro con la adolescencia. Evocación de un pasado de cine, como una película teen. Pero pronto comenzarán a aparecer los primeros cristales rotos en este marco feliz: las heridas que ha ido dejando el paso del tiempo, las ilusiones defraudadas, los fracasos… y, junto a esto, las diferencias de caracteres, las discrepancias y animadversiones que de manera más o menos solapada siempre han existido entre ellas. Poco a poco, la desenfadada velada va convirtiéndose en una especie de terapia de grupo en la que las manifestaciones de amistad se entremezclan con reproches, insinuaciones malévolas, enfrentamientos… Como dice una de ellas “cuando varias amigas deciden hablar sin tapujos, están encendiendo una mecha, y antes de una hora, ¡bummm!, todo por los aires”. El viaje de vuelta a la engangrenada verdad de “aquellas muchachas uniformadas de azul, con calcetines blancos”, ya no se puede interrumpir.
Escrita en clave de comedia (en ocasiones drama), la obra nos hace reír y a la vez reflexionar. Y sobre todo, experimentar a través de los personajes la eterna decepción humana: pasiones y anhelos, la búsqueda de su satisfacción siempre acaban haciéndonos daño y dañan también a los demás. |